jueves, 11 de noviembre de 2010

Paul no tiene códigos

Ante tanto súbito fanático que hasta hace dos meses no tenía la más puta idea de quien era, tanto informe especial, tanto maccartismo (no, eso era otra cosa), y un poco (mucho quizás) por la envidia y bronca que nos genera no ir, decidimos contarles una brevísima historia acerca del viejo y querido Sir Paul McCartney.
Resulta que hace unos cuantos años, Paul se junto con unos amigos para armar una banda y ver qué onda. Al parecer, los pibes eran buenos, pero buenos en serio, eh?. Tan buenos eran que, ayudados por un hábil manager, y un talentoso productor (que les dijo “este baterista no, ponelo al narigón”), no tardaron en conquistar su ciudad natal, Liverpool, y su país, Inglaterra. De ahí a conquistar el mundo, fue sólo un paso.
Paul, John, George y Ringo generaron una revolución. Cambiaron la forma de hacer música, inventaron el disco como concepto artístico, y además afectaron a la industria musical, a la moda, las costumbres de su época. Todo cambio al ritmo de sus canciones. Con el éxito, llego la fama, el dinero, las mujeres, las novias japonesas, manzana, maharishis y vaya uno a saber cuántas cosas más.
Bien sabido es que nada dura para siempre, y esta historia no fue la excepción. Un buen día los fabulosos cuatro decidieron que era el momento del final. El The End para el cuento. El tiempo y los egos, habían desgastado las relaciones, sobre todo la del tándem Paul-John, hasta un punto de no retorno. Acordaron, que no darían a conocer la decisión.
En una demostración de absoluta falta de códigos, el bueno de Paul paso por alto este último detalle y salió a contarle al mundo que él había dejado a los Beatles (así se llamaba la banda). Esto no le gusto nada a John que unos años después le dedicaría una canción donde, sin nombrarlo, habla pestes de su antiguo compañero. Con ustedes “How dow you sleep”. Sos un careta Paul… y la tenes adentro.

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